Y llega la navidad...

[Pablo Alcolea]

... sin turrón ni mazapán porque, para quienes vivimos de la educación en centros escolares ya se sabe que se nos recorta salario; bien merecido, por cierto (el recorte no; el salario), pues es nuestro derecho y bien que nos lo ganamos en estas fechas.

Pero no esta la cuestión que quería tratar, sino más bien un pensamiento; de qué manera se está orientando este esfuerzo que supone para nosotros la preparación de la celebración de la navidad en los colegios, algo más que una actividad complementaria donde los niños representan teatrillos y cantan villancicos graciosos.

Conozco a muchísimos profesionales de la educación, y concretamente de la educación musical, veo a tanta gente como vosotras y vosotros, que preparan con tanta ilusión y esfuerzo esta etapa del curso, implicando tantos momentos de las sesiones de su asignatura de música, invirtiendo tanto tiempo en la búsqueda de materiales adecuados, originales y con buen gusto en casa, que a veces me pregunto si merece la pena, visto la implicación del resto del centro, máxime en los tiempos que corren, donde cada cual en mayor o menor medida va a lo suyo; que con lo suyo ya tiene bastante.

Entonces, trato de acordarme, para animarme, sobre el valor didáctico/pedagógico que tiene lo que hago. Puede ser tan grande como yo quisiera. Por eso, ya que lo hago, ¿por qué no darlo todo? Así que, al dirigir la actividad de clase entorno al villancico busco trabajar con él la práctica instrumental con los instrumentos Orff (los que tenga), la digitación trabajada hasta la fecha con la flauta (quienes estén en disposición de ello), el canto (por supuesto), la audición, el lenguaje musical, el movimiento, la lectura comprensiva, el lenguaje plástico, la Historia y geografía, valores que les acerquen a la solidaridad, al preocuparse por el otro...

Me resisto a hacer algo que ocupe mi tiempo en clase y fuera de ella, para que padres o madres digan "qué bonico está", sin estar más atentos que a la actuación de su hijo y menos callados que una cotorra... Me resisto a hacer todo esto por que quede gracioso. Será bonito, sí, pero también tendrá un valor educativo.

Pese a todo, tras cada 22 de diciembre, exhaustos después del mes y medio de preparación, estoy seguro que siempre os diréis lo mismo: "el año que viene esto no me va a volver a pasar"; e, incomprensiblemente, nos pasa.

Es imposible remediarlo. Está en vuestra naturaleza.

Que vaya bien. ¡Al toro! ¡Y que Dios reparta suerte!

[Francisco José Figueroba]

La verdad es que todo lo que dices es la realidad del docente de música. Que él se encargue de los villancicos, que sean originales, que es una fiesta que en este pueblo tiene mucha importancia, tú los preparas y si acaso yo te hecho una mano en alguna de mis materias, que claro son mucho más importantes que la tuya y no puedo perder demasiado tiempo,...Estas son las frases más escuchadas en algunos centros. Son las fechas en las que "el de música", se convierte en uno más en el claustro, aunque sea como dinamizador y animador socio-cultural. Tenemos dos opciones: negarnos a perder nuestras clases en preparar la fiesta de todo un centro, o, como tú dices, aprovechar el momento y trabajar el villancico desde todos los ámbitos posibles...Eso sí, si elegimos esta última opción, el trabajo y la satisfacción se verá de puertas adentro. Pero así somos...